February 04, 2000
por Oyamel González
¡Eres un mango!
¡Un manjar fruto de un arbol celestial!
Tienes piernas de mango, como si fueran dos arboles colosos y fornidos con musculos grandes y tiernos como el mango.
Tus sentaderas son como mangos recien después de la madurez, blanditos y dulces.
Tu pecho es como el corazón del mango, firme, fuerte y vigoroso.
Tus brazos son sólidos, enormes, y poderosos, como un mango inmaduro que luce de vida.
Tu boca, suave, dócil, y enpapada con jugo sabor a hombre, como un mango maduro listo para devorar.
¡Tus ojos, suspirando deseo son dos mangos monstruosamente títanicos!
Ven, ven a mí.
Corta tu rabo y cae en mis brazos.
¡Ven, Mango, ven...para engullirte!