December 18, 1998
Un Minuto Con El Obispo Gilberto Chavez
Cada año celebramos con gran alegría y entusiasmo el nacimiento del niño Jesús. El viene a salvarnos de nuestros pecados y maldades con la noble intención de regalarnos una nueva vida. Solamente El puede elevarnos a otra manera de vivir como hermanos llenos de paz y justicia. El ser humano prefiere la división y la separación de las personas pero esto nos hace más pobres.
El niño Jesús nace para regalarnos vida y vida en abundancia, Jn. 10:10. Jesús vivo es nuestro regalo para Navidad. Nosotros podemos recibir esta donación, pero esto tiene un requisito que consiste en que nosotros entreguemos nuestra vida a El. El niño busca nuestra cooperación para que seamos buenos y amables.
En nuestro mundo no existe la paz aunque no hay grandes guerras externas. Todos sabemos que existen divisiones y discordias en todos los países. Hay gran guerra entre mucha gente por el poder y el dinero y esto divide a la nación y a la gente. En vez de buscar los caminos de Dios que son amistad y fraternidad, el ser humano busca los caminos indivualistas de satisfacer su egoísmo que se manifiesta en conseguir dinero y poder, ya sea político, económico o social.
Todos debemos reconocer con humildad que el mundo y nosotros necesitamos salvación para salir de la oscuridad y las tinieblas para gozar de la luz que es Jesús. Podemos reconocer la luz en las buenas obras y buenos ideales que el Espíritu de Dios nos inspira.
Hace poco que conocí a una familia con cuatro hijos, dos niños y dos niñas. Cada víspera de Navidad toda la familia se reunía para recibir los regalos. Cada niño y niña recibían cuatro regalos de valor. Los jóvenes tenían que escoger dos y regalar dos. Cada niño abría sus regalos y después lo envolvía. Después sus papás los llevaban a un barrio pobre para regalar esos obsequios. Cada año los niños hacían lo mismo como una costumbre sana para dar gracias a Dios por el maravilloso don de la salvación.
El Padre nos entrega a su hijo como un regalo de salvación y de luz. El espera una respuesta positiva de nosotros. Todos hemos recibido mucho de Dios este año. Si agradecemos este don de salvación y vida, podemos responder con amor, paz, justicia y fraternidad. Demos con gratitud algo al prójimo, especialmente al pobre.
Jesús nació pobre para darnos ejemplo de que la materia no es de suma importancia. Jesús recibió el calor humano y espiritual de María, José, los pobres pastores y los animales del establo. Nuestra riqueza como la de Jesús debe ser espiritual.