Por Pablo Jaime Sainz
Hoy Omarr Alonso sería un hombre de 33 años de edad. Pero su mamá, doña Adelina Hernández, siempre lo recuerda como al niño de 11 años de cabello castaño que tenía muchos amigos. Cuando piensa en él, piensa en el buen humor del pequeño, en la armonía que transmitía.
Los recuerdos de Adelina van mucho más allá de la trágica tarde del 18 de julio de 1984, cuando un hombre asesinó a balazos a 21 personas en lo que era un restaurante McDonald’s en San Ysidro.
Omarr, o ‘Mis Amores’, como le llama de cariño doña Adelina, fue uno de los niños que murieron en esa masacre.
“Yo lo recuerdo de ese día hacia atrás: su nacimiento, en la escuela, de chiquito”, dice Adelina, de 75 años de edad. “Omarr era un niño muy sociable. Con ese niño como que volvimos a ser recién casados mi esposo y yo. Fueron 11 años muy buenos. La pasábamos muy bien. Si hay felicidad en esta vida, nosotros la vivimos con la llegada de ese niño”.
La vida de ese pequeño fue truncada cuando, junto a otros dos amiguitos, fueron a comprar donas en una tienda cercana al McDonald’s donde James Huberty, un hombre desempleado con problemas de depresión, le disparó y mató a 21 personas e hirió a 19, casi todas de origen mexicano. La balacera duró más de una hora, hasta que francotiradores de la policía mataron a Huberty.
En 1988, como tributo a las víctimas de la masacre, el Southwestern College abrió un centro educativo en el lugar de la tragedia. Afuera hay un monumento, compuesto de 21 pilares, que representa a cada una de las personas asesinadas en el lugar.
El martes 18 de julio de 2006, se cumplen 22 años de la tragedia que conmovió a la comunidad de San Ysidro, y mutiló la vida de Adelina y su familia.
“Me costó mucho trabajo sobreponerme a la perdida de Mis Amores”, afirma Adelina, quien es originaria de Guanajuato. “Fue una cosa tremenda. A mí, a mi esposo Fernando, a toda la familia nos cambió la vida por completo”.
El trágico evento también afectó la comunidad de San Ysidro, pues en ese entonces era más pequeña y los vecinos se preocupaban unos por los otros, indica Joe Serrano, quien en 1984 radicaba en San Ysidro.
Serrano compuso y grabó el corrido La masacre de San Ysidro como tributo a las victimas de ese día.
Sin duda, todo puede cambiar en un instante. Eso fue lo que sucedió con la familia Hernández.